viernes, 10 de junio de 2011

— ¿Qué haces?
— Me voy.
— ¿Por qué?
— Porque sí.
— ¿Vas a volver?
No.
— ¿Ya no me amas?
— Claro que te amo. Ese es justamente el problema.
— ¿Cómo puede ser eso un problema?
— Es un problema, porque no sos lo suficientemente capaz como para darte cuenta de la dimensión del asunto. Para ti todo esto es un juego, para mí “todo esto” es mi vida entera.
— Pero yo… puedo… yo puedo cambiar.
— Mis valijas están hechas, en ellas están guardadas todas mis pertenencias. Y tú no eres mi pertenencia, nunca lo fuiste. Jamás pudiste ser siquiera un poco mío”. Y ahí está la diferencia, porque yo siempre he sido tuya.

lunes, 7 de febrero de 2011

Mi adorada Allie:

No me queda nada más que decir, salvo que anoche no pude dormir porque comprendí que todo había terminado entre nosotros. Es un sentimiento nuevo para mí, un sentimiento que nunca preví, pero al mirar atrás, pienso que no podía haber sido de otra manera.

Tú y yo éramos muy diferentes, procedíamos de mundos diferentes. Sin embargo, tú me enseñaste el valor del amor. Me enseñaste lo que significaba amar a alguien y gracias a ello me he convertido en un hombre distinto. No quiero que nunca lo olvides.

No te guardo rencor por lo que ha pasado. Al contrario, estoy convencido de que nuestra relación fue auténtica, y me alegro de que nuestros caminos se hayan cruzado, aunque sólo fuera por un tiempo tan breve. Si en un futuro lejano volvemos a encontrarnos, cada uno con una nueva vida, te sonreiré con alegría y recordaré el verano que pasamos bajo los árboles, aprendiendo el uno del otro y cultivando nuestro amor. Acaso tú sientas los mismo y aunque sólo sea por un fugaz instante, me devuelvas la sonrisa y saborees los recuerdos que siempre compartiremos.

Te quiero, Allie.

Noah